El Gobierno británico acaba de aprobar los planes de ampliación del aeropuerto de Londres Luton, que permitirán casi duplicar su capacidad de aquí a 2043. Se prevé que el número de pasajeros pase de los 17 millones actuales a unos 32 millones con la construcción de una segunda terminal en el aeropuerto, al norte de la capital.
La Secretaria de Transporte británica, Heidi Alexander, ha concedido la autorización para que el aeropuerto amplíe sus instalaciones, una decisión que ha invalidado a los inspectores de urbanismo que recomendaban bloquear la ampliación por motivos medioambientales. La Inspección de Planificación, órgano gubernamental independiente encargado de tramitar las solicitudes de infraestructuras nacionales, se mostró preocupada por la alteración del paisaje nacional de Chilterns durante la construcción.
El aeropuerto de Luton fue el quinto más transitado del Reino Unido el año pasado (y el cuarto de Londres), y con la nueva ampliación su pista podría acoger 77.000 vuelos más al año. En 2024, hubo 132.000 vuelos desde el aeropuerto.
Una fuente gubernamental se refirió a la noticia: «El Secretario de Transportes ha aprobado la ampliación del aeropuerto de Luton por sus beneficios para Luton y la economía británica en general. La decisión anula la recomendación de denegación de la Inspección de Planificación. La ampliación supondrá enormes beneficios para el crecimiento de Luton, con miles de nuevos y buenos puestos de trabajo y un impulso económico para el ayuntamiento, propietario del aeropuerto.
Se trata de la decimocuarta orden de autorización aprobada por este Gobierno laborista, lo que demuestra que no nos detendremos ante nada para lograr el crecimiento económico y nuevas infraestructuras como parte de nuestro «plan para el cambio»».
Los grupos ecologistas han expresado desde entonces su preocupación por el proyecto, después de que la recomendación de la Inspección de Planificación fuera desestimada por el Gobierno.
Según informó la BBC, Andrew Lambourne, del grupo de campaña LADACAN, declaró: «El gobierno ha dicho que cree en la toma de decisiones a nivel local, pero ha ignorado al 90% de los residentes, grupos y ayuntamientos que se opusieron firmemente a esta solicitud porque saben que no encaja en la zona.
«Las personas que viven bajo la trayectoria de los vuelos ya corren el riesgo de sufrir daños para la salud al ser despertadas por los vuelos nocturnos, por lo que añadir un 70% más es inhumano. Y con el empeoramiento del cambio climático, lo último que necesitamos son 70.000 aviones más al año que generen gases de efecto invernadero y estelas de condensación».