Mudlarking – caminar por las gruesas y limosas orillas del río Támesis en busca de tesoros históricos fue una vez el coto de un puñado de entusiastas dedicados. Hoy es uno de los pasatiempos más solicitados de Londres, con una lista de espera de más de 10.000 aspirantes que compiten por la oportunidad de ensuciarse las manos (y las botas).
¿Qué ha transformado esta fangosa actividad en el pasatiempo más exclusivo de la ciudad?
¿Qué es el «mudlarking» y por qué todo el mundo en Londres está obsesionado con él?
El término «mudlark» se refería originalmente a los londinenses empobrecidos de los siglos XVIII y XIX que rebuscaban en el Támesis en busca de algo que pudieran vender.
Sin embargo, los mudlarks de hoy en día son más arqueólogos aficionados, amantes de la historia o influencers de las redes sociales que carroñeros desesperados.
El Támesis, con sus 95 millas de ribera mareal, es el yacimiento arqueológico más largo de Londres – un lugar donde objetos centenarios, conservados en el limo pobre en oxígeno, pueden emerger con un aspecto casi nuevo.
¿Por qué es tan larga la lista de espera para ‘mudlarking’?
Los cierres pandémicos de 2020 provocaron una nueva oleada de interés por el mudlarking. Esta oleada de popularidad duplicó el número de titulares de permisos entre 2019 y 2022. Alarmada por el impacto en la ribera y el riesgo de perder artefactos históricos por inexperiencia o descuido, la Autoridad Portuaria de Londres (PLA) puso en pausa las nuevas solicitudes y llevó a cabo una investigación sobre el mudlarking sostenible.
El resultado: un límite de 4.000 permisos y una lista de espera que rápidamente se disparó a más de 10.000 aspirantes.
Las nuevas restricciones han dejado desolados a muchos veteranos de la pesca del salvelino. Para algunos, la pesca del lodo es más que un pasatiempo. Pero tampoco es para los débiles de corazón. La orilla es resbaladiza, el lodo es profundo y el río sigue contaminado en algunos lugares, de ahí su reputación de «pasatiempo más sucio de Londres». Sin embargo, para quienes están dispuestos a enfrentarse a la suciedad, la recompensa es tangible: un apretón de manos directo y embarrado con la historia, y la posibilidad de descubrir un tesoro perdido que no ha visto la luz del día en siglos.
Con la lista de espera cerrada y el lento goteo de nuevos permisos, el futuro del mudlarking es incierto. La PLA, en colaboración con museos y arqueólogos, trabaja para equilibrar el interés público con la conservación.
El pasatiempo más sucio de Londres es ahora el más codiciado, gracias a las redes sociales, la sed de historia y el irresistible atractivo de encontrar tesoros en el antiguo barro de la ciudad.