Los trenes del metro de Londres son un poco como los personajes de Toy Story, si realmente lo piensas. Escúchame un momento, ¿vale? Se les quiere, se les cuida, (a menudo) se despotrica de ellos y (menos a menudo) se alaban; y entonces aparece algo más nuevo, más rápido y más brillante, y se olvidan de ellos más rápido de lo que se puede decir «hasta el infinito y más allá». Pero, ¿dónde acaban esos trenes de metro jubilados cuando Londres se cansa de jugar con ellos? Bueno, mientras que algunos acaban en manos de compradores privados, expuestos en museos o -me atrevería a decir- enviados al desguace, otras locomotoras afortunadas viven sus días en una preciosa isla remota, a un paso en ferry de la costa francesa.
Alderney es una encantadora isla del Canal de la Mancha, de sólo tres millas cuadradas. A menudo eclipsada por sus vecinas Jersey y Guernesey, un poco más grandes, Alderney tiene poco más de 2.000 habitantes y cuenta con una única línea de ferrocarril que utiliza trenes jubilados de la Northern Line para transportar a lugareños y turistas por toda la isla. ¿Quién lo hubiera imaginado?
El ferrocarril de Alderney
El Alderney Railway utiliza vagones originales de la Northern Line que circularon por Londres entre 1959 y 2000. Los vagones, que transportan a los pasajeros entre la playa de Braye y el faro de Quesnerd, se han conservado en perfecto estado y aún conservan un viejo mapa del metro de Londres y el clásico logotipo de la compañía. Aparte de funcionar ahora con una locomotora diésel, los trenes en sí no han cambiado mucho. Pero el entorno en el que operan ahora no podría contrastar más con un oscuro túnel bajo las calles de Londres.
El ferrocarril de Alderney pasa zumbando junto a playas, lugares históricos y muchas otras maravillas. Es la única línea de ferrocarril en funcionamiento de las Islas del Canal, así que se trata de algo muy importante. La línea fue inaugurada en 1847 por la Reina Victoria y el Príncipe Alberto, y originalmente se utilizaba para transportar piedra de un extremo a otro de la isla. Hoy en día es una joya histórica del tesoro de las Islas Anglonormandas, y merece la pena subirse a ella si estás por la zona.