Si intentaste conseguir entradas para Oasis el fin de semana y no lo conseguiste, seguro que no eres el único. Cuando se pusieron a la venta a las 9 de la mañana del sábado 31 de agosto, Internet se puso en marcha y quizá (definitivamente) perdió la cabeza. Los sistemas de la página web de Ticketmaster vieron a mucha gente atrapada en una cola para acceder a una cola, y luego estar detrás de más de 270.000 personas (el equivalente a tres estadios enteros de Wembley llenos de gente).
Pero, a pesar de todas esas molestias para acceder siquiera a una pantalla de selección de entradas, fue lo que ocurrió después con mucha gente lo que está siendo objeto de una fuerte polémica. A las pocas horas de ponerse a la venta las entradas, muchos aficionados (entre los que me incluyo) se dieron cuenta de que cuando llegaban al principio de la cola, sólo se les daba la opción de las entradas que estaban en «demanda», lo que equivalía a añadir la mayor parte de 200 libras esterlinas al valor inicial de las entradas de la misma sección (divertido, ¿verdad?).
Las entradas de pie para el estadio de Wembley, por ejemplo, estaban fijadas en 151,25 libras, pero el nuevo «precio dinámico» de las entradas las hizo subir hasta las 350 libras, y eso antes de añadir los gastos de reserva. Esto supuso un obstáculo para muchos, que tuvieron que esperar horas en una cola para conseguir entradas que pensaban que serían mucho más baratas de lo que eran al llegar a la primera fila de la línea en línea.
Tras la debacle de la venta de entradas, la Secretaria de Cultura, Lisa Nandy, pidió que se pusiera fin a la «reventa fraudulenta» y calificó de «deprimente ver cómo los precios desorbitados excluyen a los aficionados de a pie» de las experiencias en directo. A continuación, declaró que los ministros estudiarían «cuestiones relacionadas con la transparencia y el uso de precios dinámicos, incluida la tecnología de los sistemas de colas que los incentivan».
En declaraciones a The Guardian, el portavoz de cultura del Partido Liberal Demócrata, el parlamentario Jamie Stone, también declaró: «Es escandaloso ver cómo los mayores momentos culturales de nuestro país son convertidos en obscenas vacas de dinero por promotores codiciosos y sitios web de venta de entradas. El fiasco de las entradas de Oasis debe marcar un antes y un después y dar lugar a una investigación oficial, ya sea por parte del organismo de control o de un órgano parlamentario».
No está claro si la propia banda sabía lo de los precios dinámicos, pero Oasis emitió un comunicado advirtiendo contra la reventa de entradas con fines lucrativos. Afirmaron que Ticketmaster y Twickets (un sitio que sólo vende entradas a su valor nominal o inferior) eran los únicos lugares en los que debían listarse las entradas.
Los precios dinámicos son legales y Ticketmaster los practica desde 2022. Los laboristas se habían comprometido a acabar con la venta ilegal de entradas en su último manifiesto, aunque esta práctica no entra dentro de sus competencias. Los comentarios de los ministros sugieren, sin embargo, que podría haber un replanteamiento debido a la magnitud de las personas afectadas por los precios dinámicos al intentar reservar entradas para Oasis.